lunes, 31 de marzo de 2014

Entrevista con Fran Carrillo, autor de 'Tus gestos te delatan'

Fran Carrillo, experto en oratoria.

"Los discursos de nuestros políticos apenas tienen alma"

Juan D. Sánchez. La afirmación es del experto en oratoria y CEO de La Fábrica de Discursos, Fran Carrillo. Hace unos días salió a la venta su libro, 'Tus gestos te delatan', una obra magnífica que nos da las claves para ser un buen comunicador. En esta entrevista que concede a Comunicación a la Deriva, Carrillo nos ofrece unas pinceladas muy sugerentes que animan a saber más sobre el tema. 

Juan Diego: ¿Por qué nos delatan nuestros gestos?
Fran Carrillo: Porque son el embalaje con el que presentamos nuestra comunicación a los demás. Porque son más creíbles que las palabras, que admiten un abanico más amplio de manipulación y mentira. Y porque sirven igualmente para reforzar el mensaje cuando necesitamos potenciar su efecto. Los gestos son la avanzadilla de lo que vendrá después, el envoltorio que recubre nuestras palabras y lo primero que recibe el interlocutor. Debemos cuidarlos para no exportar sensaciones y creencias contrarias a nuestros intereses.
JD.: ¿Qué es eso de que los feos comunican mejor?
@francarrillog: Reconozco que es un título provocador, elegido para llamar la atención. Cuando me preguntan por ese epígrafe lo explico de la siguiente forma: una persona atractiva físicamente considera que ese valor le capacita para penetrar mejor en el subconsciente de cualquiera. Y en parte es así gracias a la dictadura de lo visual, que determina el comportamiento de nuestro cerebro. Los que son menos atractivos [feos], sabedores de que por físico nunca ganarán la partida de la atención, de la seducción o la persuasión, necesitan potenciar otros aspectos menos visibles a simple vista: su oratoria, sus gestos, sus miradas, sus silencios…El objetivo es equilibrar la balanza que la naturaleza decidió desequilibrar un día.
JD.: ¿Qué poder tienen los silencios en el discurso?
@francarrillog: Más de lo que la gente se imagina. El silencio es la madre de la comunicación. Es lo que determina que un mensaje se recuerde porque ayuda a las palabras a situarse en la estructura del discurso. Antes y después de las palabras, ¿qué hay? Silencio. Ayuda a quien te escucha a anclar en su mente lo importante, te ayuda a ti como orador a separar lo principal de lo secundario, ayuda al propio discurso a respirar y a subrayar, sin palabras, qué mensajes deben recordarse.
JD.: ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra oratoria?
@francarrillog: Como digo en el libro, visitar cada día al amigo PEP (Práctica, Ensayo, Preparación) sin dejar de sentarse en las cuatro patas que sujetan la silla de la excelencia para comunicar bien en público: leer, escribir, hablar y analizar. Ser constante en la praxis sin olvidarse de las raíces teóricas. La oratoria es, ante todo, proyección: de un sentimiento, de una idea, de un relato personal o un movimiento colectivo. Si proyectas bien, conectas bien.
JD.: Tres errores comunes en nuestros políticos.

@francarrillog: Sus discursos apenas tienen alma. Cuando los números, datos y cifras abundan más que las historias, los ejemplos y los relatos cercanos, la narrativa del orador es aburrida. No existe poesía porque sus discursos no tienen espíritu para ser recordables. Por otra parte, hablan para el partido, no para el ciudadano. Son mensajes hacia adentro y no hacia afuera, no para la gente, sino desde la sede. Y además, dicen demasiadas palabras para tan pocos mensajes, longitud más que calidad. Por último, destacaría que sus discursos son profundamente reactivos. No confrontan ideas sino que enfrentan personas. No ofrecen argumentos sino que solo exponen argumentario.

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13TV



Periodista Digital


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