jueves, 23 de diciembre de 2010

Una entrañable noche


No es mi intención ponerme cursi, pero la verdad es que a medida que cumplo años, cojo con más ganas la Nochebuena. A muchos les provoca urticaria porque ven en la Navidad el momento dulce de la hipocresía o el mejor caldo de cultivo para el consumismo desenfrenado de nuestra sociedad. Los detractores navideños tienen motivos para poner pegas, pero la Navidad es mucho más que todo eso, y no hablo de su sentido religioso, en el que aquí no entro.

Estos días existe una predisposición a sentirnos más cerca de la familia y, aunque esto debería ser así durante todos los días del año, me sorprende, cada Navidad con más fuerza, un sentimiento de unión a los que me rodean en los momentos más personales y privados de mi vida. Será que me estoy haciendo mayor, pero la sensación que me despierta la ilusión de ver que estamos bien en días como la Navidad, se traduce en chispas de felicidad que encienden algo dentro de mí.

No quiero convencer aquí a nadie de nada, solo busco compartir con vosotros qué tiene de especial para este humilde bloguero unos días que cada uno puede vestir con el traje que desee. Para algunos son puro consumo, para otros descanso; los hay que les conceden sentido religioso y otros nos entregamos a estos días con la esperanza de descubrir en nosotros mismos algo mejor que dar a la familia. Feliz Navidad a todos.

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