"Desde el punto de vista de la comunicación, el familiar debe apremiar al alcohólico para que pida ayuda"
Juan Diego Sánchez. Aunque Comunicación a la Deriva se define como un blog de comunicación política, no es la primera vez que expandimos el concepto de comunicación para trasladarlo al ámbito personal. En esta ocasión, entrevisto al escritor Ignacio Ramón Martín Vega. Su novela 'Soy alcohólico' nos relata la vida de Alonso, el protagonista de una historia conmovedora llena de dramatismo y esperanza. Es una obra de lectura más que recomendable que aquí analizamos brevemente desde la perspectiva comunicativa.
Juan Diego: ¿Por qué es más frecuente definir a un alcohólico como “descerebrado irresponsable” que como “enfermo”?
Ignacio Ramón Martín: La enfermedad tiene una serie de síntomas claros que pueden llevar al público a pensar que esa persona puede ser un “descerebrado irresponsable”. Entre esos síntomas, están la indiferencia optimista ante situaciones graves, confusión mental moderada, jovialidad exagerada, trastorno de memoria, labilidad emocional, depresión, suicidio…
Ante estos síntomas, podemos pensar que el adicto alcohólico puede estar dando una apariencia de descerebrado o dar la impresión de que esa persona está totalmente desordenada.
JD.: Si soy familiar de un alcohólico, ¿cómo debe ser la comunicación que entable con él?
IRM.: Todo depende de si el enfermo ha pedido o no ayuda y si se está dejando asesorar. Si no ha pedido ayuda y está lejos de ello, apremiar a su enfermo para hacerlo, siendo perentorio moverse en ese sentido. El familiar, en muchas ocasiones, tiene la llave para que acudan a pedir ayuda, es ese último empujoncito que le hace falta y que es definitivo a la hora de encauzar al adicto.
Si el enfermo está acudiendo a terapia de autoayuda en cualquiera de las asociaciones que hay para la rehabilitación, creo que el familiar tiene que trabajar la motivación del adicto y la firmeza. Estará inmerso en un proceso donde la autodisciplina se incorporará en su nueva vida y donde los cambios de hábitos serán definitivos para su recuperación y rehabilitación.
JD.: ¿Qué palabras clave no debo emplear con esta persona y cuáles sí?
IRM.: Evitaremos las palabras peyorativas que describan el desorden y falta de compromiso del adicto. Es muy fácil llamarle vicioso o mentiroso, o incumplidor de objetivos, etc. En un gran porcentaje, cuando el adicto abandona la sustancia, comienza a ser responsable y a tirar del carro asumiendo responsabilidades.
JD.: ¿Cómo debemos dirigirnos a los menores para explicarles que su padre o madre tiene un problema con el alcohol? ¿Cómo enfocamos esa comunicación?
IRM.: La gran mayoría de los adultos esconden a los menores que su padre o familiar tiene una enfermedad. Generalmente, los niños no entienden la agresividad verbal o física que desarrolla el enfermo o en su defecto la ve normal, ya que se está criando en ese entorno. Cuando el adicto está en terapia de autoayuda, a los niños se les informa de manera suave de que su papá está siendo ayudado para curarse. El propio enfermo suele hablar con ellos una vez que lleva unos meses de abstinencia. Los menores entienden que hay un antes y un después y se hace evidente la mejoría.
JD.: ¿Cómo crees que reflejan los medios de comunicación el problema del alcoholismo?
IRM.: Los medios de comunicación creo que reflejan las campañas de la agencia antidroga y los efectos del botellón en la juventud. Casi siempre se centran en las frías estadísticas. Se quedan entre medias sin mostrar los efectos perniciosos que causa el alcoholismo en el adulto o en la mujer. El consumo en los diferentes géneros es desigual y trae consigo distintas consecuencias. Se ha emitido en alguna televisión pública reportajes muy interesantes sobre el alcohol y sus consecuencias, reportajes que se emiten en horario fuera del ‘prime time’ y que muy poca gente ha podido visionar. El problema es: si la industria del alcohol es un pilar clave en nuestra economía, (sobre todo, la industria vinícola), avisar de forma generalizada supondría echar piedras sobre un tejado de futuros consumidores. Los efectos cardiosaludables y vasodilatador imperan en todos los medios de comunicación a la hora de mandar el mensaje.
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