sábado, 4 de febrero de 2012

Unidad y cambio


Este sábado ha sido muy intenso. Uno de los mayores acontecimientos políticos del año ha tenido lugar hoy con motivo del 38º Congreso del PSOE, una cita de envergadura y mucho calado. Tras una campaña empañada por las supuestas presiones de los dos bandos sobre los delegados, la balanza se ha inclinado del lado del veterano Alfredo Pérez Rubalcaba (51'16% de los votos).

¿Quién es el mejor para el PSOE? Eso, lo desconocemos la inmensa mayoría de los españoles, y es que, la ausencia de un debate directo entre ambos contrincantes, ha entorpecido el reto de comprender qué diferencias hay entre sus proyectos de partido y de país

Considero que la opción de Rubalcaba solo es positiva si cumple con su promesa de mantener al partido "unido" y si satisface las ansias de "cambio". Como candidato a La Moncloa, sinceramente, no lo veo, ya pasó su tiempo, su tren corre lejos. 

En cuanto a Chacón, nadie pone en tela de juicio su preparación (ha gestionado dos ministerios, algo que no hizo ZP antes de llegar al Gobierno), pero lo cierto es que tiene, aún, un problema de imagen: no transmite suficiente seguridad (credibilidad). ¿Valoramos, entonces, más las cuestiones de forma que las de fondo? Objetivamente, no; pero es ridículo pensar que el ser humano toma decisiones solo por cuestiones racionales, las sensaciones y emociones pesan mucho y los delegados no han sido ajenos a esto. A pesar de todo, solo se ha quedado a 22 votos de su rival.

Evidentemente, detrás de las votaciones ha habido mucha estrategia y presiones (tal y como denuncian ambos bandos). No todo es que te guste un discurso más que otro.

El pobre Griñán ya no podrá lucir nuevo liderazgo sobre los escenarios mitineros. Ahora, tendrá como compañía a un dinosaurio socialista, corresponsable de la gestión de ZP y con un durísimo KO en el ring de las elecciones. Desde un punto de vista de imagen y lógica electoral le convenía más tener a Chacón como telonera. Si el PSOE pierde Andalucía, el partido caerá en un agujero negro con una travesía durísima antes de llegar al oasis de la salvación. Para no llegar a esto, los socialistas necesitarán unidad y cambio.


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