El último número de El Molinillo, la revista de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), nos trae un artículo que aborda una cuestión muy relevante: cómo comunican los gobiernos sus decisiones económicas, qué errores cometen y cómo pueden evitarlos. José Moisés Martín Carretero, miembro de Economistas Frente a la Crisis, nos da algunas claves sobre las asignaturas pendientes de las instituciones a la hora de comunicar en esta parcela tan delicada de su gestión. Extraigo algunos fragmentos del texto de Martín y, como siempre, invito a leer la revista, que, en su número 45, nos ofrece también una entrevista con la nueva presidenta de ACOP, Karen Sanders, y un resumen de la reciente celebración del II Encuentro Internacional de Comunicación Política.
"Los últimos años nos muestran que la comunicación de la política económica es tan importante como su correcta ejecución. En un mundo donde los analistas de inversiones examinan hasta el más mínimo detalle, una deficiente ejecución de la comunicación en política económica puede tener consecuencias catastróficas para cualquier país".
"(...) la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea han intentado bandear la toma de decisiones económicas difíciles con declaraciones contradictorias, negando sus propias palabras o atendiendo alternativamente a mercados y ciudadanos. El resultado de esta mala praxis comunicativa ha sido la pérdida de confianza de unos y de otros (...)".
Como solución a medio y largo plazo, Martín Carretero propone "realizar un serio esfuerzo por la educación ciudadana en materia de política económica" para que los "arcanos reservados a unos pocos especialistas" se conviertan en parte del "saber indispensable" con el que ejercer una "ciudadanía responsable y crítica".
A corto plazo, el economista cree "imprescindible que el discurso económico tenga consistencia. Tanto los ciudadanos como los inversores deben saber a qué atenerse, cuál es el proyecto de fondo que guía las decisiones, qué encaje tienen unas con otras y qué modelo de economía y sociedad representan". A esto, añade la importancia de trasladar a todos los actores el mismo mensaje, contar la verdad, dominar los tiempos y anunciar las medidas dando detalles.
"En conclusión, la comunicación de las decisiones en materia de política económica debe ser consistente, coherente, transparente, veraz y comunicada en el momento preciso. De esta manera, el discurso de los poderes públicos debe contribuir, especialmente en estos momentos de crisis, a rebajar los niveles de incertidumbre que convulsionan los mercados y las sociedades. Bien al contrario, los desmentidos, los rumores y los globos sondas son la peor política de comunicación que puede adoptar un decisor en política económica".
Para terminar, Martín Carretero propone que los gobiernos de la Eurozona establezcan "una política de comunicación común en materia de gestión del Euro (...)".
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