"Nuestras orientaciones políticas
son
moldeadas dentro de cada
uno de nosotros por poderosas
fuerzas evolutivas"
Avi Tuschman. |
Juan Diego Sánchez. Sin duda, es uno de los libros más interesantes que jamás he comentado en Comunicación a la Deriva. 'Our Political Nature: The Evolutionary Origins of What Divides Us' ('Nuestra naturaleza política: los orígenes evolutivos
de lo que nos divide'), obra del antropólogo político Avi Tuschman, se adentra en un tema de extraordinaria importancia política pero que, en realidad, es un auténtico desconocido para el común de los mortales: ¿qué hay detrás de nuestras tendencias políticas?, ¿pensáis que somos lo que somos y defendemos lo que defendemos, exclusivamente, por el contexto socioeconómico en el que vivimos?, ¿qué pinta en todo esto nuestra biología? Os invito a leer el libro, es todo un descubrimiento.
Juan Diego: ¿Por qué distinguimos entre izquierda y derecha? ¿Cómo
diferencia ambas orientaciones ideológicas?
@Avi_Tuschman: Cuando hablamos
sobre nuestras convicciones políticas, las ubicamos, conceptualmente, en un
espectro entre una ‘izquierda’ y una ‘derecha’. Estos términos provienen de la
Asamblea Legislativa Francesa del año 1791, en donde los monárquicos se sentaban a la derecha, y los anti-monárquicos se
sentaban a la izquierda.
Si bien estos términos se inventaron hace sólo 300
años, se refieren a un conjunto de dimensiones de la personalidad humana que
tienen raíces mucho más profundas –de hecho, son prehistóricas. Sabemos hoy que
el espectro político izquierda-derecha
es universal, y que es un fenómeno
biológico. La orientación política se distribuye en una curva en forma de
campana, natural (igual que la altura, el peso, y la presión sanguínea, pero
muy diferente a los ingresos económicos). Esta curva se encoge o se ensancha en
función a la presión económica, lo
cual ayuda a explicar por qué algunos países tienen espectros más estrechos o
más amplios.
Sin embargo, los
espectros políticos mantienen su estructura esencial de país en país. Esto
ocurre porque las orientaciones políticas a través del espacio y el tiempo
emergen de tres grupos de rasgos de personalidad medibles. Los tres grupos
giran en torno a actitudes hacia el
tribalismo, la desigualdad, y
distintas percepciones de la naturaleza
humana. Estos rasgos son la más poderosa causa de la votación izquierda-derecha,
e incluso dirigen a muchas personas a votar en contra de sus intereses
económicos.
Juan Diego: ¿Cómo influye el contexto socioeconómico en la
conformación de las preferencias políticas de los individuos?
@Avi_Tuschman: El contexto socioeconómico ofrece poca o
ninguna ayuda en predecir si un individuo determinado votará por la izquierda o
la derecha. En el 2008, la encuesta Barómetro de las Américas realizó un estudio
en el cual se entrevistaron a casi 30.000 personas a través de dieciocho países
latinoamericanos. La clase social no tuvo ningún
efecto significativo en si la gente votaba por la izquierda.
No obstante, hay un vínculo entre la riqueza y la
moderación política. Las clases sociales
más altas, tanto como los países que tienen un PIB per cápita más alto, tienden
a tener niveles de moderación política más altos. Por ejemplo, entre 2002 y
2008, el PIB per cápita de América Latina se incrementó en un 19 por ciento, y
en ese período subió la proporción de moderación política en un 13 por ciento;
es decir, que un 1,46 por ciento de crecimiento de PIB compró un 1 por ciento
de moderación política. Todavía hay diferencias entre la izquierda y la
derecha, pero en países como Brasil, Chile o Colombia éstas son menores debido
al crecimiento de la clase media, que ha hecho que se encoja el espectro
político. Hoy hay más estabilidad y pragmatismo.
Juan Diego: ¿Qué papel otorga a los medios de comunicación en ello?
@Avi_Tuschman: El ambiente mediático de hoy es cada vez
más polarizado. Esto ocurre por un par de razones. Primero, las tecnologías
de comunicación han creado una interconexión, globalización, e híper-competencia
sin precedentes. Hay más medios y mayores mercados, y son más fáciles de
acceder que nunca. Por lo tanto, los
medios han tenido que competir entre sí para ocupar y defender nichos específicos
dentro de los espectros políticos que cubren (lo mismo sucede con los políticos,
quienes tienen que competir entre sí para captar un segmento limitado del
espectro). Y ahora los consumidores de los medios de comunicación también
tienen la libertad de vivir dentro de una burbuja ideológica.
En paralelo, hemos visto en las últimas décadas el desarrollo de una cultura de periodismo activista y
de periodistas célebres. En EEUU, esto surgió durante la guerra de Vietnam y
con Watergate. Últimamente, lo hemos visto en el caso del periodista Glenn
Greenwald, quien ha publicado información sobre la Agencia de Seguridad
Nacional del gobierno de los Estados Unidos, filtrada por Edward Snowden.
El activismo político de los periodistas, junto con la fragmentación
de los medios a través del espectro político, ayudan a polarizar y reforzar las
predisposiciones políticas que existen en la opinión pública.
Juan Diego: En su libro 'Our Political Nature: The Evolutionary Origins
of What Divides Us', dice que nuestras orientaciones políticas
son predisposiciones naturales profundamente arraigadas, ¿qué quiere decir con
esto?
@Avi_Tuschman: Sí, nuestras orientaciones políticas son
moldeadas dentro de cada uno de nosotros por poderosas fuerzas evolutivas. Hay
un gran cuerpo de estudios científicos que respalda esta conclusión. El libro
presenta toda la evidencia más importante, y la explica dentro del gran esquema
que une todas las ciencias naturales –la teoría evolutiva.
Pero aquí daré dos ejemplos fascinantes e intuitivos
que apoyan esta conclusión: resulta que gemelos que fueron separados al nacer y
criados en ambientes muy distintos, sin embargo, crecen y de adultos comparten actitudes
políticas extraordinariamente parecidas. Así mismo, estudio tras estudio ha
hallado que, aproximadamente, la mitad
de la variación en nuestras actitudes políticas proviene de diferencias
genéticas entre individuos.
Segundo, los neurocientíficos también han
descubierto interesantes diferencias fisiológicas asociadas con nuestras
preferencias políticas. En el año 2010, por ejemplo, el catedrático Geraint
Rees de la University College en Londres descubrió que los encefalogramas pueden predecir correctamente si una persona tiene
una tendencia muy liberal o conservadora –por lo menos, con una precisión del
72 por ciento.
Juan Diego: ¿En qué puede ayudar este descubrimiento a la democracia?
@Avi_Tuschman: Desafortunadamente,
algunos países desarrollados democráticos han experimentado una creciente
polarización política. Las causas de esta polarización son varias y complejas.
Algunas son recientes, pero otras son tendencias a largo plazo. Por ejemplo,
una causa que cae en esta última categoría es el incremento en los niveles de
educación de la población (especialmente desde los años ‘60). Los estudios nos muestran que altos niveles
de educación tienen un efecto polarizador en las personas. Es decir, las
personas que comienzan con predisposiciones liberales se vuelven aún más
liberales con más años de educación, y lo mismo ocurre con los conservadores.
Si se agudiza, esta polarización puede hasta paralizar la gobernación
de una democracia (tal como hemos
visto ahora en EEUU). Sin embargo, la mayoría de la gente no ha tenido la
oportunidad de dar un paso atrás para contemplar la lógica evolutiva de la
propia orientación política. Hay un fenómeno maravilloso aquí: cuando la gente retrocede un paso atrás, se
abre a un entendimiento más profundo, a la moderación política y, últimamente,
a mayor tranquilidad de espíritu.
Es mi mayor esperanza que este libro logre avances
en este proceso. Con entendimientos más profundos y corazones quietos y, tal
vez, podamos elevar el nivel de nuestro discurso político, y fortalecer
nuestras nobles instituciones democráticas.
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