4.159.000 telespectadores y una cuota de pantalla del 32,7%. Es un increíble éxito para Tele 5 si no fuese por los medios que utilizó para conseguirlo. Cuando escribo estas líneas, no lo hago ni desde la sorpresa ni desde la decepción, son dos estados que tengo muy superados desde hace tiempo. Sencillamente, si algunos se empeñan en manchar la profesión periodística y en cultivarnos en la mediocridad, yo me empeño en criticar esta forma de hacer espectáculo.
En la noche del jueves 7 de julio, el gruñón de Tele 5, Jorge Javier Vázquez, llamó "hija de puta" a una de las participantes (Aída) de un programa llamado Supervivientes. La trifulca que Vázquez mantuvo con la madre de la concursante levantó estratosféricamente la audiencia. Para quien no lo haya visto (porque para criticar hay que ver), este espacio está repleto de 'famosos' y anónimos que se dicen de todo a la cara y por la espalda. Es, junto a Gran Hermano, el mejor ejemplo de la mercantilización del insulto y de la humillación, es la bandera de la telebasura.
Ya sabemos que no podemos exigir criterios periodísticos en un programa de este estilo, pero sí ciertos mínimos de decencia, aunque se trate de un espectáculo. Sus productores pueden decir que el programa lo vieron más de cuatro millones de espectadores y que, por tanto, el espacio gustó, pero eso no es un argumento sino una argucia. No vamos a decir aquí cuánta basura le gustaría ver a tanta gente porque causaría zozobra. Es más, que mi vecino vea tal o cual programa, no implica necesariamente que le guste o que considere que es un espacio inmejorable y lo ideal para pasar la noche. Lo que tenemos que preguntarnos es si con otro estilo o forma de abordar el espectáculo conseguiríamos no solo esos cuatro millones de audiencia sino incluso más.
En definitiva, la televisión se ha transformado en un negocio puro y duro que trata de lograr el mayor beneficio al menor precio, es decir, da igual lo grande que sea la mierda que ofrezca siempre y cuando tenga clientes. ¡Qué pena! ¡Qué falta de creatividad!
En la noche del jueves 7 de julio, el gruñón de Tele 5, Jorge Javier Vázquez, llamó "hija de puta" a una de las participantes (Aída) de un programa llamado Supervivientes. La trifulca que Vázquez mantuvo con la madre de la concursante levantó estratosféricamente la audiencia. Para quien no lo haya visto (porque para criticar hay que ver), este espacio está repleto de 'famosos' y anónimos que se dicen de todo a la cara y por la espalda. Es, junto a Gran Hermano, el mejor ejemplo de la mercantilización del insulto y de la humillación, es la bandera de la telebasura.
Ya sabemos que no podemos exigir criterios periodísticos en un programa de este estilo, pero sí ciertos mínimos de decencia, aunque se trate de un espectáculo. Sus productores pueden decir que el programa lo vieron más de cuatro millones de espectadores y que, por tanto, el espacio gustó, pero eso no es un argumento sino una argucia. No vamos a decir aquí cuánta basura le gustaría ver a tanta gente porque causaría zozobra. Es más, que mi vecino vea tal o cual programa, no implica necesariamente que le guste o que considere que es un espacio inmejorable y lo ideal para pasar la noche. Lo que tenemos que preguntarnos es si con otro estilo o forma de abordar el espectáculo conseguiríamos no solo esos cuatro millones de audiencia sino incluso más.
En definitiva, la televisión se ha transformado en un negocio puro y duro que trata de lograr el mayor beneficio al menor precio, es decir, da igual lo grande que sea la mierda que ofrezca siempre y cuando tenga clientes. ¡Qué pena! ¡Qué falta de creatividad!
La verdad es que es una pena la cantidad de telebasura que hay, ya no es que sean programas de contenido "ligero", sino que lo llevan un paso más allá hasta casi el absurdo. La creatividad se anula si es necesario para conseguir audiencia, anunciantes y dinero.Aunque yo ya después de que quitaran CNN+ y lo cambiaran por un canal de Gran Hermano 24 horas, ya estoy desencantada con la televisión.
ResponderEliminarMuy acertado el comentario, Andrea.
ResponderEliminarGracias por participar.
Saludos.
Juan Diego.