Esta mañana, 'zapeaba' por las emisoras de radio haciendo gala de mi sana infidelidad radiofónica. Me encontré con Pedro Blanco en la Ser y me quedé con él. El eterno y magistral sustituto de Gabilondo (primero) y de Francino (ahora) iba a presentar a la joven secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín. Se trataba de una entrevista rutinaria de actualidad y Blanco, antes de entrar en materia, nos recordó el motivo por el que volvía a las mañanas de Hoy por Hoy. Fue entonces cuando nos enteramos de la feliz noticia del nacimiento del hijo de Francino. A esa hora (pasadas las ocho y media de la mañana) el 'conductor' titular del programa ya cuidaba de su pequeño Iván. Aunque es un programa serio (pero con momentos distendidos y de risas durante la tertulia política), más de un oyente seguro que tenía el corazón tierno y estaba predispuesto a escuchar algo más de la buena noticia, pero... no fue así. Blanco dio los buenos días a Pajín y ésta, tras felicitar muy escuetamente a Francino (fue un poco sosa), puso en marcha de inmediato el ventilador publicitario para recordar lo que ya sabemos desde hace mucho tiempo: que tenemos un cheque-bebé de 2.500 € y un permiso de paternidad.
Aunque este comentario es una anécdota, está detrás de un defecto que padecen políticos de todos los partidos: intentar, constantemente, vendernos la moto sin venir al caso. El recordatorio de Pajín estaba fuera de lugar porque fue demasiado directa, no construyó ningún puente dialéctico para llegar al spot político. Además, el tono que empleó delató su electoralismo. Lo dijo seria (como en una rueda de prensa en Ferraz) y con una clara intención publicitaria.
Esto chirría desde un punto de vista humano y político. No suena bien en lo humano porque parece que lo importante en ese momento de la entrevista era recordar lo bien que lo hace el Gobierno (y no la noticia del nacimiento del hijo de Francino), pero tampoco suena bien en lo político porque no ganaba nada diciéndolo, sino todo lo contrario. Desde el punto de vista de la comunicación política, fue un error aprovechar ese momento para vender gestión (la entrevista fue larga, tenía tiempo de sobra para lanzar los mensajes políticos del día). Si quería obtener 'rentabilidad', lo mejor habría sido adoptar un tono más humano y cercano, es decir, lo lógico y de sentido común.
Pajín está aprendiendo rápido, pero se nota demasiado que quiere ponerse seria cuando habla en público. En sus comparecencias, parece que está recitando el argumentario del partido (no lo hace con naturalidad) y no le queda del todo bien el papel de látigo del Partido Popular. A su antecesor en el cargo y actual ministro de Fomento, José Blanco, lo de ser el 'verdugo' de los populares le venía como anillo al dedo. Pajín encaja mejor en otro registro (ahora mismo, sobreactúa) pero, quizá, con los años, interprete bien el de política dura del PSOE. Ya veremos...
Aunque este comentario es una anécdota, está detrás de un defecto que padecen políticos de todos los partidos: intentar, constantemente, vendernos la moto sin venir al caso. El recordatorio de Pajín estaba fuera de lugar porque fue demasiado directa, no construyó ningún puente dialéctico para llegar al spot político. Además, el tono que empleó delató su electoralismo. Lo dijo seria (como en una rueda de prensa en Ferraz) y con una clara intención publicitaria.
Esto chirría desde un punto de vista humano y político. No suena bien en lo humano porque parece que lo importante en ese momento de la entrevista era recordar lo bien que lo hace el Gobierno (y no la noticia del nacimiento del hijo de Francino), pero tampoco suena bien en lo político porque no ganaba nada diciéndolo, sino todo lo contrario. Desde el punto de vista de la comunicación política, fue un error aprovechar ese momento para vender gestión (la entrevista fue larga, tenía tiempo de sobra para lanzar los mensajes políticos del día). Si quería obtener 'rentabilidad', lo mejor habría sido adoptar un tono más humano y cercano, es decir, lo lógico y de sentido común.
Pajín está aprendiendo rápido, pero se nota demasiado que quiere ponerse seria cuando habla en público. En sus comparecencias, parece que está recitando el argumentario del partido (no lo hace con naturalidad) y no le queda del todo bien el papel de látigo del Partido Popular. A su antecesor en el cargo y actual ministro de Fomento, José Blanco, lo de ser el 'verdugo' de los populares le venía como anillo al dedo. Pajín encaja mejor en otro registro (ahora mismo, sobreactúa) pero, quizá, con los años, interprete bien el de política dura del PSOE. Ya veremos...
Juventud divino tesoro, diría mi madre para minimizar este tema.
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