Fue todo un acontecimiento deportivo. El derbi Madrid-Barca era una magnífica excusa para escaparse de casa unas horas y quedar con mis amigos José Rojo y Mario Raya. Nos citamos en el bar de siempre para ver el partido y, de paso, tomar unas cañas. Quedamos una hora antes del inicio de la batalla para charlar un poco. La conversación, como no podía ser de otra forma, se limitó a defender los colores de nuestros equipos. José enarboló la bandera azulgrana y Mario izó la enseña blanca, yo, en aquella ocasión, me quedé de árbitro. Son auténticos hinchas de sus equipos.
José: "El Madrid lleva mucho tiempo sin ganar nada, estoy convencido de que esta temporada se quedará en blanco".
Mario: "Ya (con sorna)... pero fíjate en Cristiano Ronaldo, es una auténtica estrella, el Madrid es un equipo galáctico".
José: "No sé qué decirte, en el último partido no hizo nada de nada... creo que no es un buen jugador, ya se vio la jornada pasada".
Mario: "Por favor, ¡qué estas diciendo! Aquí, el único que no sirve para nada es ese presidente que tenéis, el Laporta es un prepotente y un chulo nacionalista. El club es un desastre".
José: "No empecemos a criticar a Laporta, hablemos de fútbol, el Barca ha demostrado que es el mejor equipo de todos los tiempos, ¡y punto!".
Yo me reía con esos comentarios, la sangre no llega al río y por eso me gusta verlos así. Finalmente, ganó el mejor. Ya sabemos todos cómo se desarrolló el partido. (para los despistados: Madrid 0-2 Barca). La conversación de José y Mario me regaló este artículo, en el que os hablo del daño que hacen las falacias y las argucias a la política y a los políticos. Que el Madrid lleve tiempo sin ganar nada, no implica que no vaya a llevarse esta liga; que Cristiano Ronaldo sea una estrella, no quiere decir que el Madrid, por ese motivo, sea un equipo galáctico; que el jugador portugués no jugase bien la jornada anterior, no tiene como consecuencia que le fuese mal en el derbi; está por ver que Laporta sea un "prepotente" y un "chulo nacionalista" (¿acaso es malo ser nacionalista?) y, en caso de que lo fuese, ¿eso quiere decir que el club culé es un "desastre"? y, por último, es cierto que el Barca lleva unos años muy bien, pero eso no equivale a que sea el "mejor equipo de todos los tiempos".
La conversación de mis amigos estuvo plagada de argucias y de falacias, es decir, de engaños y de argumentos con apariencia de verdad pero que en realidad son falsos. Estas herramientas de la persuasión, y otras muchas de las que ya iremos hablando, se usan a diario en política. Con demasiada frecuencia se recurre a argucias de este tipo:
- "El partido X es el partido de la corrupción" (y lo dice una formación que también tiene casos de corrupción). Es la falacia de la composición: donde el todo debe tener las cualidades (o defectos) de las partes. Que haya corruptos en un partido no quiere decir que todos los que forman parte de él lo sean.
- "El gobierno X gestiona mal la crisis, por tanto, es un gobierno incapaz de gestionar nada bien" (lo dice un partido con dificultades graves para gestionar sus propios problemas). ¿Que se gestione algo mal (cosa que también es opinable), quiere decir que todo lo demás lo gestione deficientemente? Es otra falacia.
Son sólo dos ejemplos, podría poner decenas. Cojan los periódicos del día y analícenlos, encontrarán muchos más. Lamentablemente, los partidos recurren con excesiva frecuencia (no siempre, afortunadamente) a etiquetar al adversario recurriendo a las argucias. Los ciudadanos nos merecemos otros discursos, mensajes claros que no caigan en el simplismo publicitario de una frase con gancho para que quede enmarcada en un titular. La Comunicación Política Cívica (CPC) nos ofrece otras herramientas para persuadir al ciudadano y derrotar dialécticamente al adversario. Sólo hay que esforzarse un poco por encontrar el camino correcto.
José: "El Madrid lleva mucho tiempo sin ganar nada, estoy convencido de que esta temporada se quedará en blanco".
Mario: "Ya (con sorna)... pero fíjate en Cristiano Ronaldo, es una auténtica estrella, el Madrid es un equipo galáctico".
José: "No sé qué decirte, en el último partido no hizo nada de nada... creo que no es un buen jugador, ya se vio la jornada pasada".
Mario: "Por favor, ¡qué estas diciendo! Aquí, el único que no sirve para nada es ese presidente que tenéis, el Laporta es un prepotente y un chulo nacionalista. El club es un desastre".
José: "No empecemos a criticar a Laporta, hablemos de fútbol, el Barca ha demostrado que es el mejor equipo de todos los tiempos, ¡y punto!".
Yo me reía con esos comentarios, la sangre no llega al río y por eso me gusta verlos así. Finalmente, ganó el mejor. Ya sabemos todos cómo se desarrolló el partido. (para los despistados: Madrid 0-2 Barca). La conversación de José y Mario me regaló este artículo, en el que os hablo del daño que hacen las falacias y las argucias a la política y a los políticos. Que el Madrid lleve tiempo sin ganar nada, no implica que no vaya a llevarse esta liga; que Cristiano Ronaldo sea una estrella, no quiere decir que el Madrid, por ese motivo, sea un equipo galáctico; que el jugador portugués no jugase bien la jornada anterior, no tiene como consecuencia que le fuese mal en el derbi; está por ver que Laporta sea un "prepotente" y un "chulo nacionalista" (¿acaso es malo ser nacionalista?) y, en caso de que lo fuese, ¿eso quiere decir que el club culé es un "desastre"? y, por último, es cierto que el Barca lleva unos años muy bien, pero eso no equivale a que sea el "mejor equipo de todos los tiempos".
La conversación de mis amigos estuvo plagada de argucias y de falacias, es decir, de engaños y de argumentos con apariencia de verdad pero que en realidad son falsos. Estas herramientas de la persuasión, y otras muchas de las que ya iremos hablando, se usan a diario en política. Con demasiada frecuencia se recurre a argucias de este tipo:
- "El partido X es el partido de la corrupción" (y lo dice una formación que también tiene casos de corrupción). Es la falacia de la composición: donde el todo debe tener las cualidades (o defectos) de las partes. Que haya corruptos en un partido no quiere decir que todos los que forman parte de él lo sean.
- "El gobierno X gestiona mal la crisis, por tanto, es un gobierno incapaz de gestionar nada bien" (lo dice un partido con dificultades graves para gestionar sus propios problemas). ¿Que se gestione algo mal (cosa que también es opinable), quiere decir que todo lo demás lo gestione deficientemente? Es otra falacia.
Son sólo dos ejemplos, podría poner decenas. Cojan los periódicos del día y analícenlos, encontrarán muchos más. Lamentablemente, los partidos recurren con excesiva frecuencia (no siempre, afortunadamente) a etiquetar al adversario recurriendo a las argucias. Los ciudadanos nos merecemos otros discursos, mensajes claros que no caigan en el simplismo publicitario de una frase con gancho para que quede enmarcada en un titular. La Comunicación Política Cívica (CPC) nos ofrece otras herramientas para persuadir al ciudadano y derrotar dialécticamente al adversario. Sólo hay que esforzarse un poco por encontrar el camino correcto.
Jajaja, me ha gustado el artículo. Has sabido llevar un contexto deportivo a un plano políico mediante una transición suave en la que el lector apenas la aprecia y sin querer se ha colado en un artículo de corte político. Buen gancho el clásico y la conversación de tus amigos. Pero que sepas que la liga es para el..... bueno quedan muchos puntos... Jako
ResponderEliminarAl final fútbol y política están en el mismo plano, son asumidos por la mayoría social y en algunos casos se identifican con el equipo del ex-presidente Aznar (Madrid) y del presidente Zapatero (Barcelona).
ResponderEliminarDe nuevo las dos españas o mejor dicho las múltiples españas, salen a la palestra en las conversaciones de café o cañas; a mi me preocupa -ya en serio- es que el periódico más vendido en nuestro país precisamente sea MARCA prensa deportiva que también ha crecido en el último EGM en radio y se esta haciendo con un canal en la TDT por supuesto con opiniones seudodeportivas.
Jose Fdez
Mándale el artículo a Leire Pajín, creo que a ella no le han pasado nada de esto que tú desarrollas bien, eso sí, tendrás que llamarla para explicárselo porque no creo que se entere.
ResponderEliminarDavid
Gracias por vuestros comentarios, amigos. Intentaré no venderos argucias en este blog. Un saludo. Juan Diego.
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