martes, 10 de abril de 2012

Colaboración de Miguel Ángel Matilla, periodista y asesor de comunicación

La comunicación de crisis 
del Gobierno español


Miguel Ángel Matilla
El anterior Gobierno socialista no pudo con la crisis, la mayoría de españoles nunca confió en que lo lograra; sin embargo, no estaba tan clara su incapacidad para evitar que la opinión pública forzara a José Luis Rodríguez Zapatero a convocar elecciones anticipadas, finalmente, así fue. Tras las elecciones, el Gobierno de Rajoy se ha enfrentado a su primera huelga general antes de que se cumplan sus primeros cien días en el poder; el problema ya no es la capacidad de hacer frente a la crisis económica desde la política, sino la incapacidad de comunicar favorablemente, de encontrar el mensaje adecuado.

El Partido Popular, consciente del hartazgo que provocaron las promesas de mejora de los socialistas (que nunca se cumplieron), plantea un nuevo estilo comunicativo que consiste en decir cómo es la situación en el momento actual, apostando por decir las cosas tal y como son. A pesar de ello, hemos visto que el público también rechaza la sinceridad, del mismo modo que rechaza una mentira piadosa que se ve venir a leguas. Así está ocurriendo en la comunicación de la crisis española, primero con el gobierno socialista, y ahora con el popular. 

Ante una mala noticia, surge entonces la duda, ¿cómo interpretar esa realidad y comunicarla? En la gestión de la crisis, el PP y el PSOE coinciden en el abuso del silencio de sus presidentes en el Gobierno, pero se diferencian en el contenido de sus declaraciones, si los socialistas apostaban por la mentira piadosa, los populares se muestran más sinceros. Sin embargo, la opinión pública castiga los dos modelos, y es que la sinceridad, si sólo comunica negatividad, se vuelve en contra del mismo modo que una mentira piadosa en el momento de ser descubierta.

Ni una cosa ni la otra, una comunicación de crisis exitosa, en una situación de desgaste prolongada como la que ocupa al caso español, no consiste en poner parches, como hacía el PSOE, ni en transmitir negatividad, como hacen ahora los populares. La clave está en encontrar el equilibrio entre la transparencia y el optimismo, en decir la verdad, pero buscándole el lado más amable, explicar qué está ocurriendo, el porqué de las reformas y de qué forma van a contribuir a mejorar la situación de los ciudadanos. La salida de la crisis no dependerá de ello, pero transmitir un mensaje auténtico y positivo ayudaría a controlar los daños, a paliar el desgaste y, en definitiva, a que el Gobierno gane tiempo.

Como es lógico, el Gobierno sí ha tratado de explicar las reformas, pero dentro de un innegable marco de negatividad que enturbia cualquier buena intención. El último estudio del CIS así lo demuestra, y es que si se pregunta a cualquier español por su valoración de los primeros cien días de gobierno, hablará de recortes, malas previsiones y manifestaciones, no de reformas o de perspectivas de mejora. La opinión pública mide la capacidad del Gobierno para comunicar la crisis, y del mismo modo que ocurrió en la anterior legislatura, el control de los daños está siendo mínimo, lo que repercute en la dificultad para ganar tiempo y, finalmente, provoca un acelerado desgaste.

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Periodista, asesor de comunicación, consultor en Kratos, Estrategia & Comunicación y corresponsable de Kratos DF (México). 

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