jueves, 15 de julio de 2010

Una entrevista sobre comunicación y deporte con el coach Francisco Alcaide Hernández



"A veces, en el periodismo, el sensacionalismo puede más que lo estrictamente deportivo"

Juan D. Sánchez. Internet tiene muchas virtudes y, entre ellas, está la de conocer a gente interesante. Es el caso de Francisco Alcaide Hernández. Lo conocí en el blog del coach Carlos Cubeiro hace pocos meses y, desde entonces, leo los artículos que cuelga en su página bloguera. Francisco es licenciado en Administración y Dirección de Empresas y Derecho, máster en Banca y Finanzas y doctor en Organización de Empresas gracias a una tesis sobre sport management centrada en la gestión de clubes y sociedades anónimas. Hoy, nos habla del deporte desde el punto de vista de la comunicación. Es una entrevista muy reveladora. No perdáis detalle.

JD: ¿Qué beneficios puede tener para la sociedad, en general, y para el deporte, en particular, la extraordinaria victoria de la selección española de fútbol?

Francisco: Los beneficios se manifiestan en todos los ámbitos:

- En el plano económico, los efectos positivos en el consumo son evidentes: primero, en la hostelería. Un día de partido el consumo de pizzas aumenta un 40% y el de cerveza pasa de uno a catorce botellines por persona; segundo, en el mundo del merchandising y los souvenirs; el proveedor oficial del equipo nacional ha vendido más de medio millón de camisetas, el doble que en la Eurocopa; tercero, en el sector del turismo a través de billetes de avión y plazas hoteleras para muchos españoles (aficionados, periodistas, deportistas, políticos...) que han seguido a la selección en Sudáfrica; y cuarto, en la publicidad y el patrocinio cuya inversión se ha multiplicado por cinco desde el último mundial de Alemania.

- En el plano político, la marca España sale reforzada. Acaparar portadas, entrevistas y minutos de televisión como campeones del mundo sirven para exhibir las virtudes como nación y obtener el reconocimiento y la atención internacional, una forma de mostrar al resto del planeta que se saben hacer bien las cosas. No hay que olvidar que detrás de cualquier éxito hay planificación, disciplina, trabajo en equipo, capacidad de sufrir y otros valores implícitos. Ese refuerzo de la «marca-país» genera simpatías y abre muchas puertas que redundan en contratos comerciales y alianzas estratégicas entre empresas o gobiernos.

- En el plano social las ventajas también son claras: el fútbol no soluciona problemas pero da alegrías, y cuando uno afronta las dificultades y las crisis con buen ánimo, las cosas mejoran. Todos sabemos la importancia que tienen los estados de ánimo en nuestros comportamientos y por ende en nuestro desempeño. Así lo corroboran diferentes estudios empíricos que muestran la correlación entre victorias deportivas y productividad laboral. Desde el derrotismo, el pesimismo y la actitud negativa es imposible construir y crear valor. La diferencia entre un pesimista y un optimista es que el primero pone la atención en los problemas, las excusas y el pasado y el segundo se centra en las soluciones, las alternativas y el futuro.

JD.: ¿Qué virtudes debe tener todo buen entrenador?

FCO.: A la hora de dirigir personas no hay recetas. Fijémonos en Mourinho y en Del Bosque, dos modelos tan diferentes pero ambos tan aclamados durante las últimas semanas. El primero tiene un perfil de tipo "duro" y el segundo más de tipo "blando". Lo único que podemos decir es que sólo es posible liderar desde la autenticidad, siendo uno mismo. Igual de erróneo sería intentar que Mourinho adaptase las formas de Del Bosque como Del Bosque adaptase las formas de Mourinho. El problema es que al éxito (y fracaso) siempre se le encuentran justificación, eso sí, a posteriori. Te cuento una anécdota que contaba en cierta ocasión Jorge Valdano. Hace unos años una discoteca se puso de moda en Milán y después de los partidos varios jugadores de los dos equipos de la ciudad –Inter y AC Milán– iban a descargar tensiones con copas y baile. El Inter llevaba una pésima temporada y desde el mismo club se culpaba a los jugadores por su lamentable comportamiento profesional. Curiosamente, el Milán completó una excelente temporada y para los responsables médicos del club la discoteca era el vehículo para el equilibrio psicológico de los jugadores. En definitiva, si al éxito se llega con un entrenador "duro" (Mourinho) se concluye que la disciplina es el camino; si la victoria se alcanza con un entrenador de perfil "bajo" la conclusión es que el diálogo, la calma y la serenidad es por lo que hay que apostar.

JD.: Sin tener en cuenta el enorme éxito del Mundial, ¿crees que el fútbol está sobrevalorado informativamente?

FCO.: Creo que no porque los datos manifiestan que a la gente le gusta el fútbol. Desde que se miden las audiencias en televisión, los diez programas más vistos corresponden a partidos de fútbol; el periódico más leído en nuestro país es el Marca y su edición digital es la web más visitada en España; el tour por el estadio Bernabeu registra cada año más de 600.000 visitantes, siendo el cuarto sitio más visitado de Madrid después del Prado, Tyssen y Reina Sofía y está entre los 11 más visitados de España junto a la Alhambra, la Giralda o la Mezquita Córdoba. En 2007, para celebrar el 50 aniversario del tratado constitutivo de la UE (Tratado de Roma) después de darle mucho a la cabeza decidieron que el acto central de ese cumpleaños iba a ser un partido de fútbol "porque era lo que más unía a los 500 millones de europeos". La gente pide fútbol porque el balompié satisface muy bien necesidades que están presentes en todos los seres humanos.

- Primero, la necesidad de grupo. La gran virtud del fútbol es que nos une a todos.

- Segundo, la necesidad de liberar tensiones. Siguiendo un partido de fútbol, ya sea en el estadio, en un bar o en casa, es de las pocas ocasiones que uno tiene para saltar, chillar, gritar, cantar, abrazarse, pintarse, disfrazarse... en definitiva, desmelenarse sin que a uno le miren raro.

- Tercero, la necesidad de emocionarse. Una de las grandes aportaciones del deporte rey es que nos mantiene expectantes cada partido. La imprevisibilidad del resultado -corto casi siempre- incrementa la incertidumbre que es según algunas investigaciones la variable más determinante para acudir a un estadio o seguir un partido de fútbol.

- Cuarto, la necesidad de ilusionarse. Cada vez que se disputa un partido -por muy superior que sea el equipo contrario- uno siempre tiene la esperanza de derrotar al contrario. La ilusión es el motor de la vida y con cada partido las ilusiones se renuevan.

JD.: ¿Qué luces y sombras tiene la capacidad de los medios de convertir a los deportistas en ídolos?

FCO.: Muchas veces me preguntan que no es justo que los futbolistas ganen tanto dinero. Siempre contesto que si ganan esas cifras es porque nosotros queremos que así sea: nosotros somos los que compramos las entradas que llenan los estadios, las camisetas para regalar, generamos audiencias televisivas enormes que dan mucho dinero en publicidad... Parece razonable que si el fútbol genera más de 9.000 millones de euros al año entre efectos directos e indirectos, sus protagonistas sean los principales beneficiados de la industria. Digo esto porque con frecuencia culpamos a los medios de comunicación de lo que ocurre cuando nosotros somos los principales desencadenantes.

¿Y qué es lo que hace que los deportistas los convirtamos en ídolos? Primero, son gente sana que se cuida y que atesora valores, algunos de ellos ya citados: disciplina, esfuerzo, superación de la derrota o gestión de la presión; segundo, se divierten haciendo lo que más les gusta; tercero, la mayoría ganan dinero; y cuarto, tienen reconocimiento social. Por tanto, los deportistas aglutinan en cierto modo el "ideal" de lo que muchas personas anhelan: hacer lo que te gusta, que te paguen por ello y que encima te lo reconozcan.

JD.: ¿Para bien y para mal, cuáles son las señas de identidad del periodismo deportivo?

FCO.: Creo que más que hablar de periodismo deportivo podríamos hablar de periodismo en general. Para mí la palabra clave es rigor. El problema, como en otros sectores, es que no es fácil conciliar muchas veces rentabilidad y ética. A veces el sensacionalismo puede pesar más que lo estrictamente deportivo porque muchas veces existen conflictos internos debido a que las órdenes vienen desde arriba: ¿lealtad a los valores o a la autoridad? Por otro lado, el deporte no es ciencia, lo que es susceptible de mucha opinión y debate, que si bien a veces es sano, también origina mucho ruido. A veces vemos como hay personas que un día te hablan de la política exterior del gobierno, otro de la reforma laboral y al día siguiente del planteamiento táctico de un entrenador.


JD.: ¿Cómo podría beneficiar a algunos deportes una mayor cobertura mediática?

FCO.: Todo lo que sea mayor cobertura, simplemente por el hecho de tener mayor visibilidad ya ayuda. No obstante, no hay que olvidar que los medios de comunicación, salvo las cadenas públicas, son empresas que buscan rentabilizar sus productos y contenidos. Los costes de retransmisión (desplazamiento de cámaras, derechos de emisión, gastos de personal, etc.) son muy elevados y buscan optimizar el binomio coste-beneficio. Lo hemos visto durante el Mundial, prácticamente todos los partidos de la selección han superado los 10 millones de telespectadores alcanzando en algún caso los 16 millones.

Dicho esto, creo que lo que ayuda mucho a que otros deportes con menos atención sean más protagonistas son las victorias. Lo hemos visto con Fernando Alonso. Un deporte apenas seguido como la Fórmula Uno hace años ha pasado a convertirse también en un fenómeno social. Lo mismo ha ocurrido con las motos gracias a Lorenzo o Pedrosa; o en el tenis gracias a Rafa Nadal. Los éxitos siempre vienen acompañados de mayor atención social y mediática, aunque todo hay que decirlo, hay deportes que tienen más historia entre los aficionados y otros menos, y la historia, como se suele decir, pesa para bien o para mal.

JD.: ¿Qué deportes necesitan un mayor apoyo institucional y privado?

FCO.: Creo que en general el deporte debería ser una de las prioridades de los presupuestos sociales. El deporte es educación y es valores, y para mí ese es el punto de partida sobre el que se construye una sociedad. Como decía un pensador: "La educación está en manos de la juventud pero la juventud está en manos de quien la forme". Si nos fijamos, las virtudes del deporte son tan numerosas que desde hace tiempo se utiliza el deporte como metáfora para trasladar enseñanzas a los directivos de empresa.

JD.: ¿Está muy tocada la imagen del ciclismo por culpa de los casos de dopaje?

FCO.: El dopaje en el ciclismo o en cualquier otro deporte, es una lacra igual que la corrupción en la política o la falta de ética en la empresa. No obstante, a menudo lo malo, por ser excepcional, acapara el interés de los medios de comunicación, de lo que no debería concluirse que eso es lo habitual. No creo que los casos puntuales de dopaje en el ciclismo -al igual que la compra de partidos de fútbol en Italia o Alemania- debiliten el deporte. Hay que perseguir esos casos con penas y durezas y establecer sanas medidas de control que eviten que se repitan.

JD.: ¿Qué es lo mejor del deportista de élite que más admiras?

FCO.: Cuando miramos a los deportistas de élite a menudo nos quedamos en la carcasa, en el dinero que ganan, la fama, el reconocimiento, el glamour..., pero detrás de cualquier logro destacable hay mucha capacidad de trabajo, disciplina, esfuerzo, sacrificio, renuncias, aceptación de la derrota, gestión del fracaso, fair play y respeto a las reglas o trabajo en equipo, todos ellos valores muy útiles en nuestra vida diaria. Albert Camus, Premio Nobel de Literatura en 1957, dijo en una ocasión: "Porque después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol". El deporte es la mejor herramienta educativa que existe, porque uno aprende mientras juega y se divierte, sin darse uno cuenta, por eso resulta tan pedagógico. Tiene la facultad de enseñar sin que el beneficiado sea consciente de ello.

JD.: ¿Haces deporte?

FCO.: Ahora más bien poco, aunque intento estar siempre en movimiento y activo.


2 comentarios:

  1. Cierto eso que el deporte enseña en valores, pero depende, eso si, de que equipo y de que entrenador estemos hablando (mal ejemplo el de Holanda). Vi a conciencia el partido, el regreso de nuestros chicos , el recibimiento, madre mia , por un día casi senti eso que llaman patriotismo. Pensé que al salir de mi casa todo el m undo me abrazaría por ser española y me darían los buenos días en el ascensor, y en el trabajo trabajaríamos en equipo y ya no habría mal rollo, porque algo habríamos aprendido, jo que ilusa soy, y es que los sueños..... sueños son y duran, lo que un partido de fútbol.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, efectivamente, muy bueno lo del final. Ese sueño del que nos hablas es maravilloso: el buen rollito universal y eterno. Ya lo decía Bunbury con Héroes: "¿Para siempreeeeee! ¡No hay nada para siempreeeeee!". Pero quiero pensar que sí es posible mejorar: en la familia, en el trabajo, en la sociedad. Una inyección de optimismo no está mal, si empezamos por mejorar nosotros mismos algo se habrá conseguido. La selección no es la panacea de nada y es agotador el uso (partidista) de metáforas y comparaciones por parte del discurso político en relación a su triunfo y forma de trabajar. No es la panacea pero sí puede ayudar algo: ha ganado porque son un equipo, si todos remamos en la misma dirección con lealtad podemos llegar lejos.

    Gracias por leernos.

    Saludos,

    Juan Diego.

    ResponderEliminar