viernes, 28 de diciembre de 2012

Entrevista con Francisco Javier Paniagua, profesor de Periodismo de la UMA

El profesor Paniagua.

"Cada vez leemos más noticias cuya fuente de origen es un ciudadano"


Juan Diego Sánchez. De la mano del profesor de Periodismo de la UMA y director del Secretariado de Comunicación de la UNIA, Francisco Javier Paniagua, abordamos algunos de los temas del libro 'La Comunicación Política y las Nuevas Tecnologías' (Catarata). Estamos ante una interesante obra colectiva en la que participan quince expertos que tienen mucho que enseñarnos, entre los que se encuentra el catedrático Ismael Crespo, ya conocido en Comunicación a la Deriva. Recomiendo la lectura de este libro por la actualidad y la enorme trascendencia de los asuntos que trata para el periodismo, la política y la democracia.


Juan Diego: ¿Qué relación mantienen la comunicación política y las nuevas tecnologías?

Francisco J. Paniagua: Curiosamente, en mi tesis doctoral, en el año 2000, ya me preguntaba qué podían aportar las Nuevas Tecnologías a la política. Como siempre, frente a las tesis más optimistas y esperanzadas, que apostaban por la puesta en práctica de una democracia deliberativa y participativa integral con el apoyo de Internet, surgió también una visión más pesimista o negativa, según la cual el sistema dominante de la democracia sería capaz de reabsorber para su propia conservación este soporte y las posibilidades que en un principio apuntaba. 
 
La pregunta quizá es, si las Nuevas Tecnologías han cambiado este panorama, si realmente han acercado la política a la ciudadanía de verdad. ¿Realmente facilita Internet el contacto entre la ciudadanía y el gobernante? ¿Hay realmente un intercambio de mensajes entre políticos y ciudadanía en las redes sociales? ¿Mejoran las relaciones internas en el seno de un partido político tan erosionadas en los últimos tiempos? Sinceramente, hoy, 12 años después, sigo teniendo muchas dudas en algunas de las cuestiones. 

Y creo que si hacemos un análisis en profundidad, probablemente nos salga algo de esto; ya que, en mi opinión, y aunque es verdad que la ciudadanía se ha ganado su espacio y su fuerza en la agenda de las redes sociales e incluso en la de los medios tradicionales, mucho me temo que, la denominada polarización mediática en nuestro país podría trasladarse a las redes sociales. Ojalá me equivoque, porque el espíritu de esta herramienta es precisamente todo lo contrario.

JD.: ¿Cómo puede contribuir Internet a la mejora de la transparencia de los gobiernos?

FJP.: Bueno, precisamente este tema está muy bien analizado en el libro por Álvaro V. Ramírez-Alujas. Una verdadera democracia, para ser realmente efectiva, debe facilitar el acceso a la información  para poder analizar con sus propios criterios los asuntos de gobierno, es decir, los ciudadanos tienen el derecho a estar informados de las decisiones y las acciones llevadas a cabo por los gobiernos. No olvidemos que los ciudadanos son los verdaderos “accionistas” de una ciudad, de un país o una comunidad, porque contribuyen con sus impuestos a su construcción, día a día. Para eso es necesario que las instituciones abran sus puertas y sus ventanas al público, e Internet es sin duda esa gran ventana. Hay mucha gente que está trabajando y defendiendo esta línea. Quizá las preguntas en este sentido serían, ¿los gobiernos se lo creen? ¿Le interesa? ¿Qué hacen para favorecer esa transparencia y abrir sus ventanas y sus puertas? Se han dado pasos importantes, pero queda un largo camino por recorrer 

JD.: ¿Ha dado la Red poder a los ciudadanos en detrimento de los medios de comunicación?

FJP.:
El Libro Blanco de los medios sociales define las redes sociales como plataformas digitales de comunicación que devuelven el poder al usuario para generar contenidos y compartir información, a través de perfiles privados y públicos, para expresarse, compartir, divertirse e informarse. No sabría decirle si la Red ha dado poder al ciudadano en detrimento de los medios tradicionales. Lo que sí es cierto, es que hasta ahora, la audiencia tenía poco o ningún peso en la agenda mediática, y por tanto en la decisión de sobre qué temas debatir; y ahora, gracias a Internet y especialmente a las redes sociales, este panorama ha cambiado. Cada vez más vemos, leemos o escuchamos más noticias, cuya fuente de origen no es un político, una institución o una gran empresa, sino que es un ciudadano o una ciudadana. No obstante, incluso en las redes sociales, el peso de contenidos procedentes de instituciones, partidos políticos y organizaciones, todavía es alto en según qué conversaciones o según qué temas.

JD.: ¿Está la prensa en coma?

FJP.: Yo creo que no. Sí pienso que está noqueada, porque ha tardado demasiado tiempo en reaccionar y, sobre todo, porque no supo invertir en I+D+i en tiempos de bonanza económica. Optó por exprimir al máximo el modelo sin pensar en el futuro. El sector no supo buscar alternativas a los cambios de hábitos de consumo de noticias, a las nuevas herramientas. Además, creo que la situación es peor, porque la prensa sufre más de una crisis, la económica, la del modelo de negocio o de financiación y la de la profesión. No obstante, creo que  hay esperanza. Han surgido nuevas herramientas como las tabletas, las aplicaciones de móviles, las redes sociales, los vídeos gratuitos, que creo van a reforzar el periodismo.

Nunca antes ha habido tanta demanda de información por parte de la ciudadanía. Y es el periodista, como dijo Iñaki Gabilondo en 2011 en una conferencia que ofreció en el Ateneo de Málaga, quien debe administrar ese bien ajeno, que es el derecho de la información. Además, como ya señaló Alfonso Sánchez Tabernero en el Informe Anual de la Profesión Periodística de 2008, “las empresas de comunicación siempre han vivido entre la euforia y la angustia”.

JD.: 'La comunicación política y las nuevas tecnologías' es una obra colectiva, ¿qué destacaría de su aportación a la misma?

FJP.: Efectivamente, se trata de una obra colectiva, que ha coordinado el profesor Cotarelo, brillantemente, por cierto, en la que participan 15 personas. Se recogen once reflexiones, todas ellas muy interesantes sobre la comunicación política y las nuevas tecnologías. Por ejemplo, el capítulo de Elena Barrios “Políticos españoles en redes sociales. ¿Es posible la conversación?” o el “Análisis de las elecciones del 20N”, realizado por María Luz Congosto y Pablo Aragón. Pero quiero destacar que todas y cada una de las aportaciones de los colegas que participan en el libro aportan visiones muy interesantes.

En nuestro caso, mi compañera María Jesús Fernández, con quien firmo el capítulo del libro, y yo, nos propusimos precisamente analizar el grado de representatividad de los emisores en Twitter, es decir, su perfil, en un tema de actualidad del momento en que iniciamos el estudio, el anuncio del rescate a la banca española en junio de 2012. Queríamos hacer una radiografía de los perfiles de los emisores que participaron en aquella conversación. El 41% correspondía a perfiles de ciudadanos, el 24% de los emisores fueron periodistas, el 18% medios de comunicación, y un 3% de políticos y partidos. Es solo una fotografía de un periodo y un tema determinado. Seguro que este análisis de puede aplicar a otros, pero nos confirma que algo está cambiando y que la ciudadanía ha ganado peso y mucho en la agenda de temas. Su opinión se escucha más que antes, ahora bien, debería tenerse más en cuenta por parte de los políticos.

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