martes, 8 de agosto de 2017

El diagnóstico de Podemos: La crisis de Régimen

El diagnóstico de Podemos: La crisis de Régimen

“Con frecuencia el pasado se construye como una genealogía naturalizadora y legitimadora del presente.”
Josep Fontana, prólogo de El PCE y el PSOE en la Transición.

Artículo de colaboración de Alexis Lara, sociólogo 



Alexis Lara, sociólogo.
La mejor manera de entender los cambios que se están produciendo en el tablero político español y en las formas de comunicación política tras las elecciones europeas de 2014, es mirando hacia el pasado, concretamente al periodo de la transición. De hecho, es en este contexto cuando se construyen los pilares fundamentales de lo que sería España y de su funcionamiento político hasta la fecha: 1) la Monarquía como símbolo de unidad, 2) el Bipartidismo como indicador de estabilidad política y 3) un Modelo Autonómico sustentado por un aparente consenso y respeto de la diversidad.
El consenso de la Transición
Tras la muerte de Franco el cambio hacia el nuevo modelo se produce desde arriba. Es decir, creado y transmitido por las élites para configurar los marcos de significado que operan en la opinión pública. Se trataba de una situación basada en el consenso y con el objetivo de representar –como cualquier otro régimen– el interés general. El consenso se presentaba como algo bueno en sí mismo, prevenía “que nos matásemos entre nosotros” y presentó la transición como un punto de partida para seguir avanzando hacia un país más moderno. No obstante, tras el 23F, el Régimen del 78 se convirtió definitivamente en el punto de llegada.

Este proceso produjo un equilibrio de fuerzas políticas que acaba congelándose en un momento dado mediante unas instituciones (ejército, Iglesia, medios de comunicación…) que generan unos motivos para la obediencia y para la interpretación de la realidad. El Régimen del 78 consiguió así que sus ideas se convirtieran en hegemónicas, adaptándose en la sociedad recientemente creada y banalizándose, de modo que sus prácticas sociales se convierten en rutinarias. La lealtad de los ciudadanos al sistema acaba por cerrar el círculo del mito fundacional de la democracia española.


Caso de éxito: La Transición como biografía personal  
Durante los años posteriores a este proceso, comenzó a fraguarse un nuevo sentido común, es decir, “aquel conjunto de suposiciones inconsciente que aparece como una parte natural, transparente e innegable de la estructura del mundo” (Geertz, 1975), alrededor de un orden institucional que permitía al poder estar fuera del conflicto y con sus símbolos (himno, bandera, escudo…), sus rituales y sus entidades (monarquía, estado autonómico, bipartidismo…) presentándose como una suerte de consenso indisoluble. Esto posibilita que exista gente que interprete la transición como una biografía personal y que cuando esta se cuestione, estas mismas personas se vean atacadas, dado que han construido su vida alrededor de este mito fundacional de la democracia española, un hecho que apela a emociones y sentimientos. En última instancia, el conjunto de ideas triunfadoras del proyecto constituyen la realidad para muchos españoles “para lo cual es necesario a su vez haber caído en la cuenta de que en ell[a]s lo que está en juego no es tanto la verdad, sino el cumplimiento de un conjunto de funciones sociales como la estabilidad, el entretenimiento, la absorción de la inseguridad o la creación de buena consciencia” (Innerarity, 2006).

Fue, por tanto, un proceso de comunicación política exitoso, consiguiendo, al mismo tiempo, la neutralización de la oposición mediante la integración de algunas de sus demandas, estrategia que permitió la desmovilización de algunos sectores. En este contexto, “uno puede opinar de lo que quiera de esos temas, pero precisamente de esos y no de otros. Se acepta cualquier opinión con tal de que permanezca dentro de ese marco temático de referencia” (Innerarity, 2006). Con esto, se estableció el sistema de partidos de la transición (1977-1982), una correlación de fuerzas “que dio lugar, en un primer momento, a un sistema de partidos de pluralismo limitado, donde los partidos moderados de izquierda (PSOE) y derecha (UCD) ocuparon el grueso del espectro político, dejando poco margen de actuación a los partidos más radicales (AP y PCE)” (González, 2013). De hecho, el comportamiento electoral de los españoles desde 1977 hasta la actualidad se ha basado en la moderación y la estabilidad, distribución por la cual el partido que es capaz de transmitir estas ideas, acaba ganando las elecciones.
La comunicación política de Podemos hasta hoy
Este tablero político será fundamental para entender la estrategia de comunicación política de Podemos. Todo aquello que saliese del marco conceptual de la transición y del consenso generado, era desplazado a los extremos dejándolo apenas sin posibilidades políticas dado que el frame “implica valores y sentimientos de los que las audiencias son generalmente inconscientes. Y ese lenguaje bien armado con sus implicaciones morales y emocionales tiene el poder de definir las realidades una vez introducido y reiterado en los medios de comunicación” (Lakoff, 2007). El frame, efectivamente, era ese consenso sobre los cimientos fundamentales del 78.

Los pilares en los que se sustentaba el mito de la transición –monarquía, bipartidismo y estado autonómico– se  están reformulando. Podemos aprovechó la ocasión para reenmarcar la situación actual y para plantear un nuevo tablero político fuera del eje ideológico izquierda-derecha (aunque tras las elecciones generales de 2016 el eje ha recuperado fuerza). Pese a todo, su comunicación política se ha basado en polarizar entre los de arriba y los de abajo, la casta y el pueblo; las élites y la gente y por tanto apelar a un nuevo sujeto político colectivo aún por construir.



Bibliografía
González, JJ (2013) “Las elecciones democráticas en España (1977-2011)”, P. 1 – 2
Innerarity, D. (2006) “El nuevo espacio público”, Madrid. Espasa, pp. 82, 91
J. Andrade (2014) “El PCE y el PSOE en la Transición. La evolución ideológica de la izquierda durante el proceso de cambio político”, Siglo XXI de España, prólogo de Josep Fontana.
Lakoff, G. (2007) “No pienses en un elefante”. Madrid. Foro Complutense, p. 2
Morán, M.L y Mosteyrín L.F. (2014) “Encontrar la cultura: estrategias de indagación para el análisis sociopolítico”, p. 46
Swidler A. (1996) “La cultura en acción: símbolos y estrategias”, Zona Abierta 77/78, pp. 143
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