martes, 12 de octubre de 2010

Entrevista con Javier del Rey Morató, profesor de Ciencia Política y Teoría General de la Información en la Universidad Complutense de Madrid

"Es posible la democracia electrónica, democracia instantánea, pero los políticos no parecen estar por la labor"


Juan Diego Sánchez. Tras leer dos de sus muchos libros, lo tuve claro: tengo que invitarlo a participar en Comunicación a la Deriva. El profesor Javier del Rey Morató nos habla en esta entrevista de las oportunidades que ofrece Internet tanto para fomentar la participación ciudadana en nuestra democracia como para reforzar su menguante representatividad. Os invito a que comentéis los asuntos que abordamos (temas de campaña, Comunicación Política Cívica, el poder de las palabras, etc.) y a que leáis su obra 'Comunicación Política, Internet y Campañas Electorales. De la teledemocracia a la ciberdemocr@cia' (Tecnos, Madrid, 2007).


Juan Diego: ¿Qué es la ciberdemocracia?

Javier: La ciberdemocracia es menos una realidad política actual que un "wishfull thinking". Se trata, en principio, de una apuesta por el futuro que la tecnología multimedia de Internet tendrá en la evolución de las modernas democracias. Es lo cierto que, en el propio origen de la democracia moderna, está su limitación y su problema de credibilidad, que la tecnología de Internet podrá -en principio- aliviar, aunque no resolver, porque de alivios hablamos, y no de soluciones. Internet podrá incrementar la participación, en una forma política que no contempla la participación -sólo la de las urnas-, pues no se define como participativa sino como representativa. Y la Ciberdemocracia apunta a impulsar nuevas formas de participación, y tal vez a conseguir que evolucione la representación, que es una categoría claramente deficitaria, siendo su déficit un escándalo de la democracia moderna. Se trata de conseguir, no una sociedad entera que participa en el debate político, y sí una masa crítica capaz de impulsar el debate y la participación, y -tal vez- de hacer evolucionar lo que hoy no es más que una poliarquía, que se organiza en forma partitocrática, hacia nuevas formas de democratización, hoy por hoy inéditas. Y no hay que confundir el impulso del e-Gobierno con la Ciberdemocracia: el primero pretende modernizar y hacer más efectivos los servicios a su cargo, y la segunda apunta a conseguir una democracia más creíble desde Internet. Insisto en que las categorías de esa modernización serían dos: la participación y la representación.

Juan Diego: ¿Votaremos algún día desde casa?

Javier: Técnicamente ya es posible. Pero hay resistencias. Y se habla de la posibilidad de un "pucherazo tecnológico". Y no sólo es posible votar desde casa en las elecciones generales. Es posible la democracia electrónica, democracia instantánea, capaz de convocar referéndums instantáneos sobre esta ley o aquella. Pero los políticos no parecen estar por la labor: quieren seguir controlando el "chiringuito" que regentan hoy a tiempo completo.

Juan Diego: ¿Vivimos en una democracia de ciudadanos o de espectadores?

Javier: Vivimos en una democracia de espectadores. Es la teledemocracia. A ella se le suma hoy Internet, y es pronto para decir cuáles serán los cambios.

Juan Diego: ¿Qué papel juegan las palabras en el discurso político?

Javier: Las palabras no describen la realidad, o no sólo la describen: las palabras crean la realidad. Por lo tanto, la elección de las palabras, y de los marcos que se utilizarán en el discurso político, es clave para el éxito de una estrategia política, y para el éxito de una determinada iniciativa legislativa. Por ejemplo, ante las críticas que ha recibido la ley de bodas homosexuales, la argumentación de Zapatero deja bien claro cuál es la importancia que las palabras juegan en el discurso político. Estas fueron las palabras del presidente: "Lo único que hemos hecho es ampliar los derechos sociales de los españoles". Y es que uno puede estar en contra de esa ley, que es discutible, y que me parece menos realista que la ley Chirac, pero no consigue estar en desacuerdo con las palabras del presidente, y puedo estar contra la ley de Zapatero, pero aceptar las palabras de Zapatero.

Juan Diego: ¿Qué importancia tiene la elección de los temas por los partidos en una campaña electoral?

Javier: Tiene una importancia relativa. Los temas, en parte, vienen de la agenda de los españoles y de la agenda de los medios. Pero, naturalmente, cada partido elige, no sólo los temas, sino su tratamiento. Para el PP podrá ser la crisis, y el paro, y la ineficacia del gobierno en el tratamiento de esos asuntos, y para el PSOE podrá ser el éxito en la lucha contra ETA, y la valentía con la que el Presidente asumió al final el desafío de la crisis. Cada uno presenta los temas, y el marco, y las palabras, del modo más favorable para su formación.

Juan Diego: ¿Quién cree que marca más la agenda de los temas que se abordan en campaña?

Javier: Ya quedó dicho antes, al menos en parte: hay la agenda de los ciudadanos, la de los medios, y la de cada partido. Hay interacciones entre ellas. Y cada partido hace lo que puede. No hay una respuesta de catecismo: y aunque hay teorías, es lo cierto que cada situación es única.

Juan Diego: Visto el constante partidismo y el electoralismo que caracterizan la acción de los partidos y de los gobernantes, ¿cree necesario trabajar por una Comunicación Política Cívica?

Javier: Claro que hay que trabajar por una Comunicación Política Cívica, que es la que se corresponde con la cultura política cívica, la única admisible en una democracia de calidad. Pero no vivimos en una democracia de calidad, sino en una teledemocracia. Son pocos los ciudadanos que tienen una cultura política cívica. Hay que actuar, desde las instituciones de enseñanza, y desde un periodismo televisivo distinto, que no se deslice por la lógica perversa de la emoción y del mercado. Pero esto es pedir peras al olmo y naranjas al olivo: no lo veremos.

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