sábado, 19 de noviembre de 2011

Ver el futuro

Hay dos profesiones en las que gusta mucho hacer las veces de adivinador o futurólogo: economista y periodista. Como miembro del último gremio, voy a hacer gala de esta costumbre tan nuestra que, en ocasiones, es una bendición y, en otras, un auténtico insulto. No sé en qué punto se encuentra mi siguiente reflexión, pero me lanzo a la piscina. A 24 horas de que se abran las urnas del 20N para contar lo que hay en ellas, tengo dos visiones:


1. PSOE. Rubalcaba perderá las elecciones (la verdad es que, a estas alturas, esto no tiene nada que ver con adivinar el futuro sino con llegar a una conclusión basada en evidencias demoscópicas). Los socialistas alcanzaron el poder en 2004 de rebote y, sinceramente, creo que pueden darse por satisfechos: llevan casi ocho años en el Gobierno y eso no es poca cosa. Por otra parte, la crisis se ha llevado por delante a unos cuantos gobiernos (de derechas y de izquierdas) y luchar contra los elementos y salir derrotado en las urnas deja en las venas algo de moral. 

Tras perder las elecciones, tiempo para la reflexión, autocrítica, arrimar el hombro con todos los españoles y control al Gobierno. Que Rubalcaba obtenga los peores resultados de la democracia para el PSOE entra en lo razonable y ello no debe llevar a pensar (como pasó en 1996) que el partido tenga como destino único la desaparición o la aniquilación. Con la presión de los mercados, los socialistas pueden iniciar una nueva etapa de reencuentro con la socialdemocracia... o con su reinvención.  

2. PP. Rajoy ganará las elecciones. Como bien dijo Aznar, los populares no tendrán tiempo para luna de miel alguna cuando salgan victoriosos de las urnas. Algún que otro brindis y a partirse la cara con los mercados y con una realidad calamitosa. Ya no valdrá echarle la culpa a Zapatero, que estará en León viendo los toros desde la barrera. Si esto no mejora (algo que depende más de los actores internacionales que del propio Gobierno español) Rajoy podría estar dentro de un año por detrás del PSOE en las encuestas. El PP tiene un trabajo muy duro por delante y, si esto no cambia, deberá tomar decisiones impopulares que no gustarán a Rajoy (ni a los electores).

La gente tiene miedo y está aburrida porque no ve ni brotes verdes ni luz al final del túnel, por ello, ganará el PP mañana y no porque ideológicamente el centroderecha tenga una mayoría aplastante. 

Los ciudadanos ya no creen en el PSOE y necesitan un cambio, quieren probar otra cosa porque lo que hay no sirve, no funciona. Muchos votarán mañana al PP no por razones ideológicas o porque hayan realizado un esfuerzo intelectual para confrontar argumentos, sino por motivos que tienen que ver con lo emocional o con su estado de ánimo (lo cual es muy respetable y legítimo): muchos están aburridos y están atemorizados por el futuro de sus economías domésticas.

Adiós, Rubalcaba; bienvenido, Rajoy, inténtelo usted.

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