miércoles, 3 de noviembre de 2010

Obama, víctima de su propio éxito

La historia se repite en las legislativas de Estados Unidos: la crisis se lleva por delante a otro presidente. El todopoderoso 'Yes, we can', el hombre encumbrado a semidios por el mundo mediático y la opinión pública internacional, ha recibido un durísimo varapalo en las urnas. Hace sólo dos años que Obama llegó a la Casa Blanca y ya está por los suelos demoscópicos. Su extraordinaria oratoria y, sobre todo, sus ideas-fuerza, sus mensajes, su color y lo que ello representa, situaron a Obama en la cima de las esperanzas de los norteamericanos y de la ciudadanía planetaria (recordad su mitin multitudinario en Berlín, la concesión del Nobel de la Paz, las prestigiosas portadas que lo alababan, etc.), ahora, abandona la morada de las deidades para aterrizar a trompicones en el desierto terrenal.

La crisis está destruyendo el mundo que nos prometió. Los candidatos nos encandilan con imágenes, promesas y eslóganes envueltos en papel de magia e ilusión. Pero la realidad es tozuda y ha descubierto en toda su crudeza un pasaje que siempre aparecía en los discursos del presidente: será muy difícil y duro salir del agujero. Efectivamente, es tan puñetero este laberinto de números que sólo restan, que hasta él ha caído en el pozo. El mal resultado electoral de los demócratas tiene un origen emocional: nos quedamos exclusivamente con la parte positiva de los discursos de Obama y nos olvidamos de las dificultades que planteaba, la crisis sigue ahí después de dos años y los norteamericanos están decepcionados porque el semidios no los ha salvado aún. Somos víctimas de nuestro corazón, que se enamoró del mundo posible que nos dibujó

Estamos enfermos de fugacidad, de inmediatez, lo queremos todo ya, cuanto antes mejor. Entiendo que los millones de parados que arrastra EE UU necesiten un trabajo para poder sobrevivir, comparto su angustia y zozobra, pero nadie tiene una varita mágica para salir de este embrollo a corto plazo. ¡Qué paradoja! Los principios de los que metieron a los norteamericanos en la crisis (y a todos los demás), son los que salen reforzados de las elecciones (los republicanos). A esto hay que sumar que el Tea Party hace su agosto con algunos mensajes que me provocan arcadas. Patético. Este partido de gente nerviosa necesitada de tila aboga por una desaparición del Gobierno que dejaría al país en manos de ese mercado tétrico que rechaza el interés general. La filosofía del Tea Party es la del individualismo puro y duro, la del '¡sálvese quien pueda! o la de ¡tonto el último! Acusan a Obama de musulmán (como si eso fuese un pecado) y de comunista derrochón que quiere tirar el dinero dándoselo a los pobres (que lo son, según esta gente, porque quieren, porque no trabajan, por holgazanes). ¡Qué equivocados están! Después, curiosamente, en sus filas estás los tipos más beatos del planeta, olvidando lo que su religión predica: ayuda al prójimo, solidaridad, equidad y justicia social. No puedo con tanta hipocresía...

Obama ha cometido errores, pero no lo tiene todo perdido. Ha sido víctima de su propio éxito. Creímos que era el Mesías, que era el Salvador, pero... Obama... es sólo un hombre, sólo eso, tratémoslo como tal, no le pidamos milagros.

1 comentario:

  1. La diferencia es que en España después de unas elecciones todos ganan. Obama ha reconocido errores de comunicación y ha preferido la reflexión, el análisis y la búsqueda de soluciones.
    Me sigue gustando Obama, su determinación y valentía. Como tú has dicho es sólo un hombre...

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